Cada vez que nace un día
muere la noche anterior,
y las estrellas se esconden
para ver salir el sol.
Luego regresa la luna
con su vestido de plata ,
y se acomoda en su trono
junto al lucero del alba.
Timidamente una estrella
sale, asomando su capa
y muy poquito a poquito
aparecen sus hermanas.
Un resplandor a lo lejos
por detrás de las montañas,
anuncia que el astro rey
va a despuntar la mañana.
Su graciosa majestad
que luce dorada estampa,
deja que la luna duerma
y comienza su jornada.
y, así sucesivamente
el reloj que nunca para,
hace que el sol y la luna
nunca crucen sus miradas.
Yo doy gracias a la luna
cuando serena se aparta,
porque da paso a ese sol
que ilumina mis mañanas.
Paulina
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